¿Es posible superar una infidelidad? Mito o realidad

Las infidelidades son un tema espinoso, y hablar de ellas despierta emociones intensas: rabia, dolor, tristeza y hasta esperanza. Si has llegado aquí es porque, tal vez, estás buscando respuestas a una pregunta clave: ¿se puede superar una infidelidad? Este artículo no pretende dar fórmulas mágicas, pero sí ayudarte a entender mejor este fenómeno y las posibilidades reales de salir adelante en pareja. Ponte cómodo y acompáñame en este recorrido por mitos, realidades y estrategias.

Mitos más comunes sobre las infidelidades

Existen muchas creencias populares que distorsionan la forma en que entendemos las infidelidades. Uno de los mitos más arraigados es que “una vez infiel, siempre infiel”. Aunque algunas personas repiten patrones, esto no significa que todas las personas infieles lo vuelvan a ser. El contexto, las circunstancias y la voluntad de cambio son factores cruciales.

Otro mito es que “si hay amor, no hay infidelidad”. Esto simplifica demasiado las relaciones humanas. Las infidelidades no siempre ocurren por falta de amor; a veces surgen de carencias personales, frustraciones o necesidades no comunicadas.

También se dice que “perdonar una infidelidad es signo de debilidad”. En realidad, perdonar puede ser un acto de fortaleza emocional, aunque no implica necesariamente reconciliación. Cada situación es única, y lo que funciona para una pareja puede no ser adecuado para otra.

La realidad de superar una infidelidad

Superar una infidelidad no es fácil, pero tampoco imposible. Requiere tiempo, trabajo emocional y, sobre todo, la voluntad de ambas partes de reconstruir la confianza. Este proceso es largo y puede incluir momentos de retroceso, pero no es una tarea infructuosa si hay un compromiso genuino.

Un aspecto crucial es reconocer que una relación nunca vuelve a ser la misma después de una infidelidad. Esto no tiene por qué ser negativo; de hecho, muchas parejas que logran superar este obstáculo reportan una relación más honesta y consciente. Sin embargo, esto solo ocurre si ambas partes están dispuestas a hacer cambios significativos.

También es importante tener en cuenta que superar no siempre significa reconciliarse. En algunos casos, la mejor forma de superar una infidelidad es aceptar que la relación ha llegado a su fin y enfocarse en la sanación individual.

Factores que influyen en la superación de una infidelidad

No todas las infidelidades tienen el mismo peso ni las mismas consecuencias. Por ejemplo, el tipo de infidelidad (emocional o física) puede influir en cómo se percibe y enfrenta. Algunas personas consideran más dolorosa una conexión emocional con otra persona, mientras que otras priorizan la traición física.

La reacción de la persona infiel también es determinante. Si hay arrepentimiento genuino y un esfuerzo claro por cambiar, es más probable que la pareja pueda sanar. Por el contrario, la falta de empatía o justificación de la infidelidad dificulta cualquier posibilidad de reconciliación.

El contexto de la relación antes de la infidelidad también cuenta. Las parejas con una base sólida de comunicación y respeto tienen mayores probabilidades de superar una crisis, aunque esta sea tan delicada como una infidelidad.

El papel de la terapia en el proceso de sanación

La terapia de pareja puede ser una herramienta valiosa en la recuperación, tal y como leemos en este artículo de InfoBierzo. “Un terapeuta especializado puede ayudar a ambas partes a explorar las causas subyacentes de la infidelidad, así como a desarrollar habilidades para la comunicación y la resolución de conflictos”, podemos leer en ese artículo. Además ofrece un espacio seguro donde expresar emociones sin temor a juicios.

La terapia también es útil para quienes deciden no continuar con la relación. En estos casos, puede facilitar el cierre emocional y ayudar a las personas a reconstruir su autoestima y confianza.

¿Cuándo es mejor dar un paso al costado?

Aunque muchas parejas logran superar una infidelidad, no siempre es posible ni deseable hacerlo. Cuando la relación se convierte en un espacio de maltrato, falta de respeto o desequilibrio constante, es mejor priorizar el bienestar individual.

También es importante reconocer que algunas personas simplemente no están dispuestas a cambiar. Si no hay un compromiso real por parte de quien cometió la infidelidad, el esfuerzo de reconstrucción puede resultar agotador e infructuoso.