A la hora de escoger un sistema de calefacción y agua caliente para el hogar, las opciones son cada vez más amplias. La aerotermia y el gas natural se han posicionado como dos alternativas muy populares en España, pero sus características, funcionamiento y eficiencia son muy diferentes. Entender sus ventajas y desventajas resulta clave para tomar una decisión acertada, sobre todo en un contexto en el que la sostenibilidad y el ahorro energético ganan protagonismo.
Ambos sistemas permiten climatizar una vivienda durante el invierno y obtener agua caliente sanitaria, pero lo hacen mediante tecnologías muy distintas. Mientras que la aerotermia extrae energía del aire para convertirla en calor, el gas natural genera combustión para calentar el agua. El coste de instalación, el consumo energético y el impacto ambiental también varían significativamente entre uno y otro.
En el medio digital InterBenavente podemos leer una muy buena comparativa entre aerotermia y gas natural, donde se exponen de forma clara los puntos fuertes y débiles de cada sistema. Esta fuente sirve como punto de partida para profundizar en un debate que combina innovación tecnológica, ahorro económico y compromiso medioambiental.
Qué es la aerotermia y cómo funciona
La aerotermia es una tecnología que utiliza una bomba de calor para captar la energía térmica contenida en el aire exterior, incluso en condiciones de baja temperatura. A través de un ciclo termodinámico, la bomba transfiere esa energía al circuito interno de calefacción o agua caliente. Esta energía renovable es gratuita, aunque necesita un pequeño aporte eléctrico para su funcionamiento.
Este sistema destaca por su eficiencia energética, ya que por cada kWh de electricidad que consume, puede llegar a generar entre 3 y 5 kWh de calor. Por eso, se la considera una de las soluciones más sostenibles del mercado, especialmente cuando se combina con energías renovables como la solar fotovoltaica. Además, al no requerir combustión, no produce emisiones directas de CO₂, lo que la convierte en una opción muy valorada por su bajo impacto ambiental.
Gas natural: una opción tradicional pero eficiente
El gas natural sigue siendo uno de los sistemas de calefacción más extendidos en España, gracias a su amplio suministro, su relativa estabilidad en el precio y la fiabilidad de sus calderas. Funciona mediante la combustión del gas, que calienta el agua del circuito de calefacción o del acumulador para uso sanitario.
A pesar de ser una fuente de energía fósil, sus emisiones de CO₂ son menores que las de otros combustibles como el gasóleo o el carbón. Además, las calderas de condensación han mejorado notablemente su eficiencia, alcanzando rendimientos superiores al 100% gracias al aprovechamiento del calor del vapor de agua generado en la combustión.
Sin embargo, el gas natural sigue dependiendo de precios internacionales volátiles y, a medio y largo plazo, está sujeto a las restricciones que impone la transición energética europea hacia modelos más sostenibles.
Comparativa de costes: instalación y consumo
Uno de los factores que más influyen en la decisión entre aerotermia y gas natural es el coste, tanto de instalación como de funcionamiento. La aerotermia requiere una inversión inicial más elevada, especialmente si se integra con suelo radiante o se utiliza en viviendas no preparadas para este tipo de sistemas. El precio medio de instalación puede oscilar entre los 8.000 y los 14.000 euros, dependiendo de la complejidad del proyecto.
Por su parte, el gas natural tiene un coste de instalación más bajo, que puede situarse entre los 2.000 y 3.500 euros, especialmente si la vivienda ya cuenta con acometida y red de distribución. Sin embargo, los costes operativos pueden ser más altos, ya que el gas natural está sujeto a las fluctuaciones del mercado energético, y su precio ha mostrado importantes subidas en los últimos años.
En cuanto al consumo eléctrico de la aerotermia, este es mucho menor que el del uso directo de resistencias eléctricas. Si se combina con tarifas con discriminación horaria o autoconsumo, el ahorro puede ser considerable.
Sostenibilidad y futuro energético
Desde el punto de vista medioambiental, la aerotermia parte con ventaja. Se trata de una energía renovable, reconocida como tal por la Unión Europea, y por tanto elegible para recibir subvenciones en planes de eficiencia energética y rehabilitación de viviendas. No emite gases contaminantes ni contribuye al cambio climático, siempre que se utilice con una fuente eléctrica limpia.
El gas natural, aunque menos contaminante que otros combustibles fósiles, sigue generando CO₂. Además, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé una disminución progresiva del uso de fuentes fósiles, lo que puede traducirse en una desincentivación fiscal o regulatoria en el futuro.
¿Cuál elegir según el tipo de vivienda?
La elección entre aerotermia y gas natural depende también del tipo de vivienda y del uso que se haga de la instalación. En viviendas unifamiliares, especialmente de nueva construcción, la aerotermia es cada vez más habitual, por su compatibilidad con suelos radiantes y su eficiencia general. En pisos ubicados en edificios con instalación común de gas o donde no se pueda modificar la infraestructura fácilmente, el gas natural puede seguir siendo una opción práctica.
También hay que considerar las zonas climáticas. En regiones con inviernos suaves, como buena parte de la costa mediterránea, la aerotermia puede trabajar con un rendimiento muy alto. En zonas más frías, aunque la tecnología ha avanzado, puede necesitar apoyos eléctricos o híbridos para alcanzar los niveles deseados de confort.